Los orangutanes se extinguen

140.000 orangutanes han muerto en los últimos 16 años en la isla de Borneo (Indonesia) debido a la caza y la pérdida de hábitat. Por primera vez se conocieron números oficiales y son alarmantes.

Una cuidadora abraza a un orangután en Borneo. © Bjorn Vaugn / BOSF / Greenpeace

Según una investigación reciente  en la que han participado 38 instituciones internacionales desde finales de la década de los 90, ha desaparecido la mitad de la población de orangutanes. En la actualidad se estima que quedan entre 70.000 y un poco más de 100.000 ejemplares en libertad. Unos datos que sitúan a la especie en la categoría de ‘en peligro crítico’, la de máxima amenaza de una especie.​ Pero, ¿cómo se ha llegado a esta situación?

La principal causa de este declive es la destrucción del hábitat del orangután, producida por la deforestación. Durante años, las industrias de aceite de palma y pasta de papel se han expandido a costa de la selva tropical, talando primero los árboles cuya madera tiene mayor valor comercial y quemando posteriormente lo que queda de selva. Luego abren canales para drenar el agua de estos bosques pantanosos, secan las turberas y preparan el terreno para sus plantaciones. En estas condiciones, los orangutanes no pueden sobrevivir, mueren en los incendios, son capturados o cazados.

Solo en 2015 las selvas de Indonesia sufrieron cientos de miles de incendios, impidiendo la visibilidad, dificultando el tráfico aéreo, colapsando las urgencias de los hospitales y provocando el cierre de escuelas. Y no, los orangutanes no se libraron. De hecho, tras los incendios su situación se elevó de ‘riesgo’ a ‘en peligro crítico’.

Greenpeace lleva muchos años denunciando la destrucción de las selvas de Indonesia, conocidas como ‘Bosques del Paraíso’ por albergar dos de las terceras partes de la biodiversidad de toda la Tierra. Son el hogar de especies tan increíbles como la rana voladora, el rinoceronte de Sumatra y Java o el orangután, el cuarto pariente más cercano del ser humano.

Aunque en estos años se han dado algunos pasos, es necesario seguir luchando contra estas prácticas, presionando a las empresas y al Gobierno indonesio para que cumplan sus compromisos y dejen de destruir el hogar de miles de personas y de especies como el orangután para producir aceite de palma y productos papeleros.

Texto: Sergio Robles   Fotos: © Bjorn Vaugn / BOSF / Greenpeace