Cinco razones para comer menos carne

Queremos animarte a reducir el consumo de carne. El objetivo: reducir el consumo de carne y lácteos al 50% para 2050. Y te damos razones de peso para que te replantees tu modo de alimentarte.

Niña comiendo comida ecológica en el comedor del colegio © Peter Caton / Greenpeace

Para luchar contra el cambio climático

Entre los años 1989 a 2000, el consumo mundial de productos de origen animal “aumentó más del triple en las zonas rurales y casi se cuadruplicó en las zonas urbanas”. La producción de carne vacuna, porcina y aviar ha aumentado en general en todo el planeta.

En la actualidad, las emisiones directas de gases de efecto invernadero del sector agrícola representan el 24% del total de emisiones globales y las emisiones de la ganadería (incluido los cambios en el uso del suelo) representan el 14%, esto es equiparable a las emisiones del sector del transporte en su conjunto. Se prevé que las emisiones de GEI procedentes de la agricultura sigan aumentando en términos absolutos y relativos hasta llegar al 52% de las emisiones mundiales en 2050, ya que el aumento de la población y el crecimiento económico supondrán un aumento de la producción y desperdicio de alimentos al mismo tiempo que se adoptan dietas que incluyan más carne.

Para evitar la deforestación

¿Cómo se alimentan todos esos animales que son necesarios para satisfacer la demanda actual de carne y lácteos? Destinando cerca del 75% de la superficie agraria total a pasto para estos animales. Un tercio de la producción de cereales a nivel mundial y el 80% de lo que se produce de soja se convierte en alimentos para los animales y no para la humanidad. Pero ¿hay tanta tierra para cultivar? Para disponer de tierra para cultivar y alimentar a los animales se están llevando a cabo deforestación de bosques tropicales. Se estima que la ganadería industrial es responsable del 80% de la deforestación de la Amazonia.

Para proteger el suelo y el agua

El modelo de producción para satisfacer la creciente demanda de carne se basa en la ganadería industrial. Los monocultivos para la producción de piensos necesitan de fertilizantes y plaguicidas sintéticos que contaminan los acuíferos, ríos y océanos.

Para proteger la biodiversidad

Destinar el suelo de manera masiva a la producción de alimento para los animales lleva asociada una pérdida generalizada de biodiversidad. Hay una fuerte relación entre el uso agrícola de la tierra y la pérdida de especies que se ven amenazadas por la pérdida de su hábitat.

Por tu salud

La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a la carne procesada como “carcinógena para los humanos” y la carne roja como “probablemente carcinógena para los humanos”. Partiendo de esta afirmación, la reducción al 50% del consumo de carne se hace más que necesaria.

Y no hablamos solo de cáncer. Si combinamos un consumo excesivo de carne con una falta de ejercicio, el resultado es sobrepeso y enfermedades cardiovasculares. Además de la ingesta de antiobióticos que previamente les han metido a los animales y que nos llegan a a través de su ingesta.

Texto: Cristina Castro   Fotos: © Peter Caton / Greenpeace