“Liderar Greenpeace ha sido un regalo y una inspiración”
Mario Rodríguez, Director de Greenpeace España
Su primer recuerdo de Greenpeace es una acción contra el vertido de residuos nucleares en la fosa atlántica. Reconoce que fue un flechazo; gente corriente con ganas de cambiar las cosas, como él. Referente del ecologismo y siempre activista, Mario Rodríguez deja la dirección de Greenpeace tras casi una década
Greenpeace forma parte del cambio de este país
Ahora que dejas la dirección de Greenpeace, ¿sueñas con una vida más tranquila? Eso es algo que un activista siempre se dice, pero creo que va a ser imposible. Soy una persona inquieta por naturaleza y, aunque siempre busco el equilibrio entre el activismo y la vida privada, va a ser difícil que pueda llevar una vida tranquila.
¿Qué injusticia o problema social ocupa más tu cabeza últimamente? Vivimos un momento largamente anhelado por el ecologismo; un momento que puede producir un cambio sistémico, algo que era impensable hace 10 años. En este contexto, lo que más me atrae es el reto de la transición ecológica justa.
¿Crees que están cambiando las relaciones de poder en el mundo? Todavía no. Sinceramente, los poderes fácticos globales siguen ahí y existe un riesgo real de que acaben cogiendo las riendas de la transición. Sería cambiar algo para que todo siga igual.
¿Y crees que Greenpeace ha cambiado este país? Yo creo que sí. Que hoy se conecte la recuperación post pandemia con la economía verde, viene de un trabajo de muchas décadas donde Greenpeace ha tenido un papel fundamental. Junto con otras organizaciones ecologistas, formamos parte del cambio y hemos conseguido que la agenda ambiental esté ahora en la centralidad del gobierno y del parlamento.
Como director de Greenpeace, ¿sientes que has perdido muchas batallas? Yo siempre digo que Greenpeace va de derrota en derrota hacia la victoria. Las luchas ambientales de largo recorrido y, hasta que consigues que algo se asiente y se produzca un cambio real, has sufrido muchas derrotas. Lo hemos vivido con las térmicas, las nucleares, la sobreexplotación pesquera. No es un camino fácil, hay que asumirlo.
¿Y qué batallas ganadas sientes como propias? Lo que uno consigue en su época de director viene de un trabajo de mucho antes. Greenpeace ha contribuido a evidenciar que se puede plantar cara a los grandes titanes económicos que destruyen el medio ambiente, si tienes el respaldo de la gente. En lo personal, me quedo con el fin del carbón y la nuclear, y el avance de las renovables en mi país.
Ante la duda, ¿siempre hay que arriesgar? Siempre. No conozco ningún logro – no solo en el ámbito ambiental sino en cualquier otro ámbito del progreso humano – que no haya sido a costa de un gran esfuerzo y de asumir riesgos.
Echando la vista atrás, le dirías a tu yo infantil “súbete al barco de Greenpeace”? Sin dudarlo. Para mí Greenpeace es una organización única. Siempre me sentiré identificado con ella, esté donde esté, y seguiré siendo socio. Liderar Greenpeace ha sido un regalo y una inspiración comprobar que se pueden producir cambios con unos valores y principios.
¿Tu momento más triste en Greenpeace ha sido la decisión de bajarte del barco? En absoluto es un momento triste. Es un momento emocional pero sosegado porque lo he decidido yo libremente. Estoy en paz conmigo mismo y, para la organización, la renovación no solo es sana sino que es signo de fortaleza.
Te quedas para hacer más fácil el relevo. ¿Qué le dirás a la nueva dirección? Que va a llevar el timón de una organización con mucho potencial para producir cambios en el momento crucial, y que para ello va a tener que gestionar, ser activista, estratega y humano; porque en Greenpeace lo importante son las personas y el planeta.
Y hablando de personas, los socios y las socias de Greenpeace son… El alma de Greenpeace, el motor, el ADN de la organización. Si tuviera que definirlos con una sola palabra, sería agradecimiento. Gracias por haberme permitido dirigir esta organización y por hacer que Greenpeace haga su trabajo con independencia, valores e integridad.
“Los socios y socias de Greenpeace son el alma, el motor y el ADN de la organización”
Texto: Edurne Rubio