Salvemos el agua

El agua es fuente de vida. Es fuente de riqueza.
Es fuente de buena salud. Es un derecho humano reconocido por la ONU. Y la estamos perdiendo.

Los datos son alarmantes: entre el 75% y el 80% de España corre el riesgo de desertificarse en las próximas décadas. Siete de las diez cuencas hidrográficas más afectadas por la sequía en Europa están en nuestro país. Casi una cuarta parte de España ya se puede considerar desértica.

En Greenpeace, iniciamos una campaña para salvar el agua, un reto que solo podremos alcanzar si se pone en marcha una política hídrica sensata antes de que sea demasiado tarde.

 

Agua escasa

 

El cambio climático es uno de los principales enemigos del agua y la previsión es que sus efectos se agudicen en las próximas décadas: más calor y menos precipitaciones. ¿La consecuencia? La evaporación de agua.

Además, según la ONU, en 2100 habrá un 50% más de incendios forestales en el mundo, lo que acelerará y agravará los procesos de desertificación.

Agua contaminada

 

El agua es un tesoro que escasea y la poca que hay está cada vez más contaminada. Según el plan España 2050, un 40% de la masa de agua superficial y un 45% de los acuíferos no están en buen estado. El deterioro de la calidad está causado por distintos tipos de vertidos: 

Urbanos: es frecuente encontrar microplásticos o fármacos en los recursos hídricos de municipios que no los depuran correctamente. Y son decenas en España. De hecho, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ya impuso en 2018 a nuestro país una multa de 12 millones de euros por incumplir las normas europeas de tratamiento de aguas residuales urbanas.

Industriales: no existen muchos datos sobre su impacto, pero, desde que comenzó el desarrollo de la industria química, se han diseminado en el medio ambiente unas 100.000 nuevas sustancias.

Agropecuarios: el modelo industrial del campo español es insostenible y los nitratos de las macrogranjas, los plaguicidas y otros productos fitosanitarios están filtrándose en el terreno y deteriorando la calidad de los acuíferos.

Agua mal gestionada

 

La gestión ineficaz de los escasos recursos hídricos empeora una situación que ya es crítica debido a múltiples factores. 

  • Hay sobreexplotación de recursos hídricos, con regadíos sobredimensionados, derroche en espacios de ocio como los campos de golf o los parques acuáticos, o adopción de cultivos exóticos.
  • El exceso de embalses provoca la segmentación de los ríos. España es el país europeo con mayor número de grandes presas: más de 1.200.
  • Se han perforado más de un millón de pozos ilegales. ¿La consecuencia? Se puede extraer al año el equivalente al consumo de agua de 118 millones de personas.
  • La mitad del agua bombeada de los acuíferos se extrae ilegalmente.
  • Los trasvases están provocando desastres medioambientales, como es el caso del impacto del acueducto Tajo-Segura en el Mar Menor. La mayor laguna de agua salada de Europa está siendo envenenada por los vertidos de la agricultura industrial.

Impactos en la biosfera

Vivir con agua escasa, contaminada y mal gestionada tiene efectos devastadores en la salud del planeta. 

  • Estamos matando la biodiversidad de espacios como los humedales.
  • La contaminación, la introducción de especies invasoras y las infraestructuras amenazan a todas las especies de peces autóctonos de nuestros ríos y a los anfibios.
  • La situación de los insectos, hongos o bacterias también preocupa, y son seres vivos claves para la depuración del agua. Al estar cada vez más contaminada, mueren. Los peces se quedan entonces sin alimento y el río sin capacidad de autodepurarse. 
  • La flora corre peligro, con masas forestales cada vez más vulnerables a los incendios y las enfermedades. 

Impactos en el ser humano

La escasez de recursos hídricos nos afecta de forma creciente. Las restricciones de agua son cada vez más habituales, especialmente en las zonas rurales. Los pequeños agricultores y ganaderos se ven privados de su fuente de sustento y esto castiga enormemente a su economía.

Esta crisis debe ser eje central del debate sobre la España vaciada. La solución para esta escasez pasa por replantear el modelo agropecuario industrial.

El actor Álvaro Morte (La casa de papel) nos lo explica todo en este vídeo: