“Mamá, prométeme que harás todo
lo que sea para salvar el planeta”

Sergio murió con tan solo 16 años. Su último deseo fue seguir contribuyendo a la defensa de la naturaleza. José e ilona, sus padres, explican la importancia de que su compromiso siga vivo

Gracias a su testamento solidario, la lucha y el compromiso de Sergio con el medioambiente continúan vivos

Gracias a su testamento solidario, la lucha y el compromiso de Sergio con el medioambiente continúan vivos

Sergio dedicó su corta vida a la protección del planeta
Sergio dedicó su corta vida a la protección del planeta

Desde muy pequeño, Sergio lo tuvo claro. Su cuento favorito era ‘Querido Greenpeace’ y su pasión, la naturaleza, a cuya defensa dedicó la vida. Una enfermedad degenerativa, la distrofia muscular ‘Duchenne’, se lo llevó con solo 16 años.

“La lucha por proteger el medio ambiente fue su pasión hasta el final”, recuerda su madre, ilona Rodríguez. La tarde anterior a su muerte, Sergio la llamó y le mostró una foto de la Tierra. “Me dijo: ‘Mira, mamá, ¿a que es preciosa? Prométeme que harás lo que sea para salvarla’”, relata Ilona, con un nudo en la garganta, pero con una sonrisa que le ilumina el rostro. Así fue: “Su deseo era dejar a Greenpeace lo que le hubiera correspondido a él en herencia. Es su legado”.

Siendo muy niño, Sergio escribió un cuento sobre una gaviota que dedicaba todo sus recursos económicos a la protección del medioambiente. Ese era también su sueño, cuentan sus padres. “Fue una persona extraordinaria que dedicó el poco tiempo de vida que tuvo a luchar por el planeta. Una de las experiencias que más le marcó fue bañarse con una manada de delfines”, explica con orgullo su padre, José Gutiérrez: “Era un activista de corazón: le encantaba leer y releer la carta que un jefe indio seattle envió al presidente de Estados Unidos Frankie Pierce en 1854 explicando por qué sus tierras no estaban en venta”.

“¿Cómo podéis comprar o vender el cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos parece extraña. No somos dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua (…) Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros”, decía esta carta. Así lo sentía Sergio y así actuó hasta el final.

Texto: Patricia Prieto y Ana Martínez