Primeras jornadas
‘HAZ’: crear en
lugar de comprar
¿Cuántas veces compramos sin necesidad? Millones de personas lo hacen cada día, de hecho hoy gastamos un 50% más de recursos naturales que hace tan solo 30 años.
Greenpeace ha celebrado simultáneamente, en más de 100 ciudades de los cinco continentes, la primera semana de acción “Make Something Week” (llamada “HAZ” en España), con el fin de mostrar, mediante talleres, charlas, y acciones lúdicas, alternativas al hiperconsumo actual como son la reutilización, el intercambio o la reparación. Prácticas necesarias si tenemos en cuenta algunos datos:
✔ Cada persona compra un 60% más de ropa que hace 15 años y la conserva la mitad de tiempo.
✔ El 73% de las poblaciones de peces se encuentran sobreexplotadas. En el Mediterráneo hasta el 90%.
✔ La producción de plásticos aumentó un 50% entre 2002 y 2013, sobre todo los de un solo uso.
✔ La movilidad urbana genera en España más de 30.000 muertes prematuras anuales.
Estos números pueden cambiar con decisiones diarias como la forma de comer, desplazarnos o vestir. Y en eso estamos…
Miles de personas en España se han sumado a las jornadas HAZ, celebradas en más de 20 puntos como Madrid, Barcelona, Zaragoza, Pontevedra o Mallorca. Gracias a todas ellas por hacer el reto posible.
Comiéndonos el planeta
Una hamburguesa por 1€.
No, no…, ¡dos hamburguesas por 1€!
Y de regalo, dos nuggets. ¡O tres!…
El marketing intenta atrapar clientes con cifras así. Pero las que no menciona son las de la gigantesca industria ganadera necesaria para mantener el sistema. En las Jornadas HAZ expertos en nutrición y medioambiente lo hicieron para que, al menos, cada persona tome sus decisiones de consumo desde la información.
La ganadería actual es ya responsable de alrededor del 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero; más que aviones, trenes y coches juntos. Gases como el metano (emitido tras el proceso digestivo del ganado) o el óxido nitroso (derivado del uso de fertilizantes químicos para su alimentación) son más potentes que el CO2 y contribuyen al calentamiento global.
Pero no sólo se trata del aire. La última encuesta del INE en 2015, refleja que la agricultura y la ganadería emplean casi el 85% del agua dulce en España, siendo uno de sus principales contaminantes. Según la FAO, los nitratos derivados del sector, son ya el contaminante químico más común en las aguas subterráneas del mundo.
Y hay más, la ganadería industrial es responsable de una importante pérdida de biodiversidad en el planeta. A modo de ejemplo, el 80% de la deforestación de la Amazonía se debe, principalmente, a la expansión de plantaciones y pastos para la alimentación de ganado. Todo ello sin hablar del trato animal, del impacto social en el campo o de los efectos en la salud humana. España se ha convertido en campeona europea en el uso de antibióticos en ganadería industrial. A pesar de las regulaciones, al comer un filete, puedes estar ingiriendo antibióticos sin saberlo.
En resumen, la única alternativa viable para la salud de los consumidores de carne y para la del planeta, parece pasar por la ganadería extensiva, ecológica y local. Para muchos expertos, es necesario reducir un 50% el consumo de carne y lácteos para 2050 y, en ese sentido, la dieta mediterránea tradicional es una opción que permite alimentarnos bien, con bajo impacto social y medioambiental. Está en nuestra mano.
En HAZ contamos con interesantes testimonios como los de Fernando y Patricia que empezaron a vivir sin plásticos y ahora comparten su experiencia en un exitoso blog, o como el de Brenda Chávez que, tras años animando al consumo de marca como redactora jefe de Vogue o subdirectora de Cosmopolitan, cambió su vida para dedicarse a sensibilizar sobre sostenibilidad.
BRENDA CHÁVEZ : NO SOY LO QUE TENGO
– ¿Estamos, como dices, “al borde de un ataque de compras”?
La mayor parte de las compras no se basan en información, son emocionales, hasta en la alimentación. Hay un presupuesto de marketing de 400.000 millones de dólares anuales para generar y dirigir intencionalmente nuestras “necesidades”. Es una cantidad mayor que la destinada a educación o salud.
– ¿Lo barato sale caro?
Sin duda. Estamos consumiendo los recursos de 1’7 planetas cada año. En los últimos 40, hemos cuadriplicado la producción disparando residuos, cambio climático, brecha social…
– ¿El lujo y el low cost se fabrica en los mismos sitios?
Sí, y ambos generan explotación, contaminación… Si viéramos con nuestros ojos lo que se hace, estaríamos desencantados. Pero creo que cada vez más gente es consciente de ello.
– Tú eres un ejemplo de que el cambio es posible. ¿Cómo fue el paso?
Empecé a conocer los abusos de muchas marcas que, por cierto, eran anunciantes en mis medios y necesité alternativas. Eso me cambió la vida. Ahora consumo mejor para mi salud, mi bolsillo y mi planeta.
– Dices que consumimos por ocio, por estatus o hasta… por si acaso.
Los padres primerizos, por ejemplo, compran por si acaso al bebé le pasa tal o cual cosa. Las situaciones de incertidumbre hacen que compremos más porque nos genera una falsa sensación de seguridad.
– ¿Cómo pueden los y las más jóvenes no sucumbir a la presión del marketing?
Convirtiéndoles en consumidores informados, críticos. Y reforzando su autoestima, alejándoles del “soy lo que tengo”.
FERNANDO Y PATRICIA: VIVIR SIN PLÁSTICO
¿Cómo decidís un día: “vamos a vivir sin plásticos”?
P.- Yo había visto gente que vivía sin producir basura y se lo propuse a él. Lo vio difícil al principio, pero nos lanzamos.
F.- La clave está en querer y comprometerse, porque poco a poco vas encontrando el camino.
¿Hay alternativas, no plásticas, para todo o aún encontráis dificultades?
P.- Hay algunas. El aceite, por ejemplo, lo compramos en vidrio pero lleva el dispensador de plástico. También algunas etiquetas de la ropa o las cartas del banco, que vienen con esa ventanita de plástico transparente.
¿Dónde compráis habitualmente?
F.- En comercios sensibles a esta problemática. Existe, por ejemplo, un directorio de “tiendas a granel” para evitar los plásticos.
¿Por qué reciclar no es suficiente?
F.- Porque el plástico, por mucho que lo recicles, no va a generar nunca una economía circular. Se puede alargar su vida pero lo que metes en el contenedor por un lado no sale tal cual por el otro.
¿Vuestra filosofía es “contagiosa”?
F.- Un poco sí; tenemos familiares que, al principio, nos decían que estábamos locos, pero se van sumando.
P.- A la mayoría de la gente le gusta y le interesa el mensaje. Hay más seguidores jóvenes en redes sociales, pero a mucha gente mayor le encanta nuestra iniciativa porque les recuerda cómo hacían las cosas antes del plástico.
¿Qué echáis de menos en esta ‘lucha’?
F.- Una legislación más fuerte que prohiba sacar al mercado productos sin saber cómo se van a reciclar o reutilizar. O que se regule que los comercios ofrezcan la posibilidad de comprar sin plásticos.
¿Son necesarios espacios como HAZ para pensar en estos temas?
F.- Sí. Aquí se transmite información útil, hay talleres… y todo con muy buen ambiente. Hacen falta más para que la gente se conciencie de que otro consumo es posible. Porque es posible.
Texto: Laura Chinchetru