España vuelve a estar en la encrucijada: el próximo 23 de julio afrontamos una jornada electoral crucial, en la que nos jugamos el futuro de los próximos años, pues lo que hagamos en la siguiente legislatura es capital. El rumbo político que elijamos marcará los avances o los retrocesos en los derechos fundamentales más básicos (agua, alimentación, energía, vivienda, educación…) y especialmente en la lucha contra la emergencia climática. La ciencia ha sido muy tajante: si no cambiamos drásticamente de rumbo, en menos de 10 años habremos superado peligrosamente el umbral máximo de aumento de la temperatura del planeta establecido en el Acuerdo de París (1,5 ºC), y los impactos serán más devastadores que los que ya estamos viviendo. 

Hay que reconocer y celebrar que, en estos cuatro años, ha habido avances, quizás no con la ambición y el ritmo idóneos, pero sí en la dirección correcta. Ahora no podemos volver atrás. Nos encontramos ante una década clave y, en la siguiente legislatura, el Gobierno que salga de estos comicios tendrá en su mano liderar o abandonar una transición ecológica justa, necesaria y responsable tanto con las personas como con el territorio. Cualquier obstáculo o distracción en la profunda transformación que requieren el modelo energético, la movilidad o el sistema agroalimentario sería un retroceso y un paso en falso. Cada vez un mayor número de personas lo tienen claro, al igual que la Unión Europea y por supuesto la comunidad científica. Greenpeace también: no hay tiempo que perder y la decisión electoral tiene que ser igual de clara. Continuar arrasando los ecosistemas y la biodiversidad y negar oportunidades y condiciones básicas de bienestar a nuestra vida presente y futura, a la de nuestros hijos e hijas, nietos y nietas, no es una opción sensata; por eso apostamos con contundencia por la transformación radical de nuestro modelo de producción y consumo.

Y precisamente, hablando de consumo, no hay nada más claro que… ¡el agua! En ella centramos este número de la revista. Hemos elaborado un estudio exhaustivo sobre las implicaciones de la burbuja del regadío en España, que está a punto de estallarnos en la cara. Te adelanto lo más importante: cada vez llueve menos y la poca agua que tenemos está contaminada y mal gestionada. Toca meter tijera y reducir los regadíos, trabajar de la mano de la gente del campo y conseguir un reparto que cumpla criterios de justicia social e igualdad de acceso al suministro y que garantice la supervivencia y el buen estado de ecosistemas tan valiosos como Doñana o el Mar Menor. 

Somos naturaleza y nos toca movilizarnos y tomar partido para cuidarnos y protegernos. Nos va la vida en ello. Te animo a ejercer tu valioso derecho al voto el 23J, para construir una vida más sana y feliz para todas las personas que estamos aquí y para las que estarán. Elijamos a dirigentes con un compromiso fuerte con la solución de la emergencia climática y con el trabajo por las personas, el planeta y la participación democrática. Sin trampas. Es ahora o nunca. Vota por lo que más quieras.

Un abrazo.

 

Texto: Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace