EL CAMPO TIENE LA LLAVE FRENTE A LOS RETOS PLANETARIOS

Belén Verdugo

Entrevista: Belén Verdugo

En el marco del Día de la Mujer Rural, que se celebra cada 15 de octubre, hablamos con Belén Verdugo, ecofeminista, pequeña productora agroecológica en Piñel de Abajo (Valladolid) y ex-presidenta de CERES (Confederación de Mujeres del Medio Rural).

Se puede reducir la brecha campo-ciudad con pedagogía. Somos interdependientes y ecodependientes

¿Cómo resumirías el estado de salud de la España rural? Fatal. A veces en cuidados intensivos y otras con esperanza. Hay gran desapego de la tierra y los bienes naturales. Se han perdido vínculos “ancestrales”, algunos irrecuperables. Y hay escasa “democracia”, entendida como el gobierno de los pueblos y de su soberanía, desde la alimentación.

¿Cuál es la situación particular de la mujer en ese contexto? Somos diversas y fuertes, aunque también hay resignación y desinterés por el envejecimiento, la falta de oportunidades y la invasión cultural urbanocentrista. Vivimos en la desigualdad del patriarcado. Las instituciones han colaborado en mantener los estereotipos machistas y las políticas públicas agrarias han expulsado a las mujeres de su hábitat, con criterios neoliberales que las discriminan.

¿Qué es lo que más te preocupa de la actual emergencia climática? Todo va a “colapsar” y se vive como si nada. Las políticas no defienden al campesinado y tenemos la llave para generar prácticas más sostenibles, como respuesta a los retos planetarios.

¿Cómo percibe la población rural su rol frente a esa emergencia? Falta conciencia medioambiental. El sector productivo es mayoritariamente agroquímico: productivismo y contaminación. Al campo también se le reserva función de ocio, pero con poca implicación ecológica. Sin embargo, hay un creciente movimiento por la defensa del medio rural frente a los grandes agronegocios.   

¿De qué manera se relacionan feminismo y ecologismo? Ambos defienden derechos y se enfrentan al patriarcado y el neoliberalismo. El feminismo campesino enseña aspectos como el “cuerpo-territorio” para entender nuestra conexión con la naturaleza.

¿Cómo podría reducirse la brecha cultural campo-ciudad? Con pedagogía de inclusión, diversidad y respeto por el territorio, las culturas y las gentes. Somos interdependientes y ecodependientes. Los medios de comunicación, al menos públicos, deben visibilizar a las gentes de las pequeñas localidades como referentes, por encarnar valores para otro modelo social.

¿Cómo está afectando la crisis de la Covid-19 al sector primario? La actividad no ha cesado. La agroecología se ha visto limitada en mercados de proximidad y huertos de autoconsumo, pero ha sido sorprendente la respuesta de SOS Campesinado, que llegó al Ministerio y modificó, en parte, las prohibiciones a la alimentación agroecológica.

El 54% de las personas que inician un negocio en el ámbito rural son mujeres. Sí, hay más oportunidades pero falta acompañamiento y eliminar barreras. “Votar con los pies” y la “huida ilustrada” han sido la respuesta de las mujeres a ese falso “idilio rural”. El empleo en igualdad no existía en el modelo patriarcal y en pocos casos se ha desarrollado la Ley de Titularidad Compartida. Lo bueno es que muchas mujeres jóvenes y formadas (urbanas y rurales) se incorporan a la agroecología, protagonizando la transformación del modelo productivo.

Casi la mitad de las mujeres asesinadas por la violencia machista en 2019 residían en municipios rurales, ¿qué se puede hacer? Es más invisible. Hay que empezar por conocerla y actuar con políticas “feministas” que impidan las condiciones para la violencia, como la desigualdad. Otro ejemplo de que hay leyes, pero no se cumplen. 

Ante el Día de la Mujer Rural ¿cuáles serían las principales demandas? Es una celebración administrativa, para hacerse fotos y dar premios. Pero también hay un espíritu reivindicativo real. Queremos que se acabe con la discriminación de las mujeres en la PAC, que se actúe sobre la Ley de Desarrollo Sostenible del medio rural, sobre la gobernanza y también en el empoderamiento de las mujeres en paridad. Esperamos que la agroecología feminista sea una realidad en un futuro, para poner la vida en el centro.

Texto: Laura Chinchetru