Redes fantasma,
basura abandonada en el mar

Perdidas o abandonadas en el mar, las redes de pesca “fantasma” constituyen el 10% del plástico vertido a los océanos

Redes fantasma una trampa mortal en el mar

La contaminación de los océanos es un fenómeno persistente y generalizado que nos desafía como civilización. Vertido en las aguas del mar, el plástico se convierte en una trampa mortal para los animales marinos, que quedan atrapados, enredados o asfixiados en él. Cada año, alrededor de un millón de aves y más de 100.000 mamíferos marinos mueren como consecuencia de los plásticos que llegan al mar.

Pero hay un tipo particular de contaminación plástica que es especialmente mortal porque está diseñada específicamente para capturar y matar la fauna marina: son las redes de pesca “fantasma”. Las cifras son alarmantes: hasta 640.000 toneladas de redes fantasma se abandonan cada año en el mar, lo que viene a ser un 10% de los 12 millones de toneladas de plásticos que se vierten anualmente en los océanos. Así lo recoge el informe “Las redes fantasmas: el abandono de redes de pesca que acechan nuestros océanos”, elaborado por Greenpeace para visibilizar esta situación.

El informe describe cómo la industria pesquera mundial ha adoptado progresivamente el plástico como material para la fabricación de cuerdas y redes de pesca gracias a su flotabilidad, durabilidad y bajo precio de fabricación y cómo supone una amenaza fatal y creciente para la vida marina y las comunidades que dependen de océanos sanos. El 6% de todas las redes utilizadas, el 9% de todas las trampas de pesca pasiva (nasas) y el 29% de todos los palangres (líneas de pesca de varios kilómetros de largo) permanecen en el mar. Los viejos desechos de pesca no solo siguen matando la vida marina, sino que también dañan gravemente los hábitats submarinos. Greenpeace insiste en la necesidad de un ambicioso Tratado Mundial sobre los Océanos para la primavera de 2020 que pueda proporcionar protección integral a la vida marina en aguas internacionales a través de una red mundial de santuarios plenamente protegidos. Este tratado también debería regular el impacto ambiental de los aparejos de pesca fantasma antes de que se permita que se lleven a cabo las actividades humanas. La industria pesquera global faena con futura basura contaminante.

Texto: Greenpeace   Fotos: Roger Grace