#SOS: PLANETA EN LLAMAS

Los incendios forestales arrasan el planeta

Activistas de Greenpeace proyectan el mensaje “SOS. PLANETA EN LLAMAS” en los árboles del madrileño Parque del Retiro. © Greenpeace / Pedro Armestre

Los incendios de 2019 se han convertido en punto de inflexión para la comprensión popular del impacto del cambio climático. Los altos registros de temperaturas y sequedad asociados a él, están creando las condiciones para que los incendios sean más extremos y peligrosos.

En ese sentido, las cifras no dejan lugar a dudas. Hasta finales de agosto Brasil ha sufrido más de 80.000 incendios, Venezuela 26.000, Bolivia 18.000 y Colombia 14.000. Pero no es solo un problema de Sudamérica, que ya sería grave por su biodiversidad, sino que afecta a todo el planeta. Hablamos de más de 10.000 incendios en África, de más de 5 millones de hectáreas quemadas en Siberia, o del aumento de los incendios en Indonesia en más del 50%, sin contar otras zonas damnificadas como nuestra región mediterránea.

Y es que España, como bien sabemos, tampoco se libra del fuego. Este año, sin ser el peor de la década, ha visto multiplicarse por cuatro los fuegos del año anterior. Hasta el 15 de septiembre, se han quemado casi 78.000 hectáreas en un total de 9.856 incendios forestales, de los que catorce han sido catalogados como grandes incendios forestales -de más de 500 hectáreas-, como el de Gran Canaria, que arrasaba este verano más de 10.000 hectáreas, o el de La Torre de l’Espanyol (Tarragona), con 6.500 hectáreas. Solo entre estos catorce grandes incendios, suman el 48% del área arrasada.

Bolsonaro: un riesgo para la amazonía

La selva amazónica alberga entre un 10 y 15% de la biodiversidad terrestre y, por su extensión (7 millones de km2 si sumamos la extensión total, más allá de los 5’5 de Brasil), esta vasta región forestal -la mayor del planeta- es considerada el gran sumidero de los gases de efecto invernadero que emitimos. Si la seguimos perdiendo (y hasta finales de agosto se habían quemado cerca de 2,5 millones de hectáreas), será imposible que el calentamiento del planeta no sobrepase el 1,5 ºC, como se pactó en la Cumbre de París.

La comunidad internacional ha reconocido este verano, como nunca antes, el riesgo real que supone perder la Amazonía, pero parece que el nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, no tiene prisa por frenar su destrucción y continúa priorizando el lucro económico de la industria agropecuaria a los intereses generales. Desde que llegó al poder, en enero, el número de incendios en la Amazonía ha aumentado un 145% en comparación con el mismo período en 2018, se han reducido más de un 20% las multas por delitos ambientales y un 70% las operaciones de vigilancia del Instituto Brasileño de Medioambiente. Toda una declaración de intenciones.

GREENPEACE CON LA AMAZONÍA

Ante este preocupante panorama, todo Greenpeace Internacional se ha movilizado para exigir medidas urgentes contra la destrucción de la Amazonía y los grandes bosques. La reunión del G-7 fue el primer momento público para presionar abiertamente a los principales líderes del mundo pero sus buenas palabras no se tradujeron en medidas necesarias, como la suspensión del acuerdo UE-Mercosur hasta que la Amazonía y los bosques de Chaco y Cerrado estén protegidos.

Este otoño traerá nuevas oportunidades políticas como la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, que debería conllevar medidas urgentes contra la emergencia climática como tema prioritario de la agenda. Así lo han hecho, eso sí, las movilizaciones estudiantiles organizadas para la Global Week of Action de septiembre, que incluyeron, entre otras acciones, una huelga mundial por el clima.

GREENPEACE ESPAÑA SE SUMA AL DÍA DE ACCIÓN GLOBAL POR LA AMAZONÍA

En España, el inestable escenario político de este verano no ha ayudado a la interlocución con el gobierno, pero, aún así, Greenpeace España, junto a los colectivos Fridays For Future, Extinction Rebelion, Ecologistas en Acción y StopTTIP, se trasladaba al Ministerio de Asuntos Exteriores para pedir al titular en funciones, Josep Borrell, que asuma el liderazgo requerido por este momento histórico, reconsidere la ratificación del acuerdo con Mercosur, declare la emergencia climática, y tome medidas contundentes para limitar el calentamiento global a 1,5º C.

La noche anterior, activistas de Greenpeace entraban al madrileño Parque del Retiro para “incendiar” simbólicamente, con proyectores, los árboles del estanque central y denunciar así la inacción y falta de medidas por parte de gobiernos y, especialmente, empresas.

¿Por qué se relaciona el consumo de carne con los incendios en la Amazonía?

Grandes empresas multinacionales (y, entre ellas, las alimentarias) importan materias primas del Amazonas. En toda América del Sur, los bosques están siendo destruidos para dar respuesta a una demanda cada vez mayor de piensos para la ganadería industrial que, a su vez, responde a un consumo desmesurado y creciente de carne barata en algunos países.

El último informe sobre usos del suelo del IPCC ha puesto de manifiesto la necesidad de proteger y restaurar los bosques, así como de efectuar cambios radicales en el sistema alimentario mundial. Según Greenpeace, el consumo y producción medio de carne y lácteos debe reducirse en un 50% a nivel mundial para 2050, como una forma de aliviar la presión a largo plazo sobre el Amazonas y otros ecosistemas amenazados.

Burger King, McDonald’s y KFC

están entre las grandes importadoras del Amazonas y, a pesar de tener políticas de deforestación cero, incumplen sistemáticamente esos compromisos. Por eso, Greenpeace ha lanzado una campaña para que estas marcas rechacen materias primas relacionadas con la destrucción de estos bosques. Especialmente, teniendo en cuenta la  comercialización agresiva de productos cárnicos en mercados emergentes de todo el mundo, que multiplica exponencialmente la demanda.

Texto: Laura Chinchetru