Las voces
de Greenpeace

Cada vez son más las personas que deciden formar parte activa de la familia Greenpeace: una comunidad abierta a gente de todas las edades, en la que compartir ideas y debatirlas, y crear lazos con personas conectadas por su amor por el planeta.

Sergio Puertas: ‘‘HACERSE VOLUNTARIO ES UNA DE LAS MEJORES DECISIONES QUE SE PUEDEN TOMAR’’

La travesía de Sergio con Greenpeace empezó en los campamentos de verano. Allí tomó conciencia de todas las deudas pendientes con el medio ambiente. “Pasé de ser un niño ingenuo a un joven totalmente comprometido con la lucha climática”, nos explica.
Ahora tiene 19 años y lleva uno como voluntario en el grupo local de A Coruña, donde ha participado tanto en actividades de concienciación (recogida de firmas, concentraciones, ciberactivismo) como en acciones de más impacto, como las que se oponen al Black Friday. “El voluntariado está haciendo que me dé cuenta del duro trabajo que supone coordinar las acciones que antes veía desde el sofá y que valore el sacrificio de todas las voluntarias y voluntarios de Greenpeace España que, sin ánimo de lucro, se esfuerzan para que esas acciones salgan bien”, nos comenta. 

Raquel Saumell:“El voluntariado Se ha convertido en parte de mí”

Desde la infancia, tuvo conocimiento de Greenpeace porque su padre era socio. Con 17 años, desembarcó con fuerza en la organización: se hizo socia y voluntaria al mismo tiempo.
Raquel lleva ya siete años participando en el grupo local de Barcelona, que coordina, desde hace uno, junto con otra compañera. En él ha desarrollado múltiples funciones: desde gestora de redes sociales de Greenpeace Cataluña hasta guía de Greenwire para dar la bienvenida a personas voluntarias. “El voluntariado me ha permitido conocer a personas increíbles, aprender sobre muchos temas distintos y mejorar mis habilidades comunicativas”, explica. “Se ha convertido en parte de mí”.

Sonia Menéndez: “CON EL VOLUNTARIADO,LA QUE MÁS RECIBES ERES TÚ”

Su historia en Greenpeace comenzó en 2001 como socia y, tres años más tarde, se incorporó como voluntaria al grupo local de Málaga, uno de los pioneros.
Sonia participa ahora en el Grupo Violeta como guía para las nuevas voluntarias. También forma parte del grupo de educación y es dinamizadora del grupo de voluntariado satélite de Greenwire. Desde su adolescencia, se dio cuenta de que compartía preocupaciones e intereses con nuestra organización. “Encontré una libreta de Greenpeace en una tienda y la compré, y soñaba con ir a proteger el planeta en las zodiacs que había en la portada –recuerda con emoción–. Todavía conservo esa libreta, que reflejaba uno de mis sueños, y siempre recuerdo que quiero estar ahí, en esa lucha”. Para Sonia, la organización tiene dos pilares que la representan: la independencia económica y política, y el ecofeminismo. “Reúne todos los valores que yo busco en una organización”, asegura. Señala que, en el voluntariado, siempre hay una parte que te hace sentir bien, que es la sensación de colaborar con una causa. “Pero, al final, la que más recibes eres tú”, añade.

Sara Martínez: “FORMO PARTE DE UNA COMUNIDAD QUE DEFIENDE, CON TODO LO QUE TIENE, LO QUE TANTO AMO”

Se hizo voluntaria en el grupo local de Santiago de Compostela al cumplir los 18 años. Desde hace cuatro, forma parte del de A Coruña. En él ha asumido muchos roles y es una de las elegidas para el grupo Ágora, que representa al voluntariado.
Desde pequeña, su interés por el medio ambiente hizo que se sintiera el bicho raro de la clase. “De las siete inteligencias definidas por Gardner, la naturalista es siempre la más incomprendida”, explica, “no se estudia ni se trabaja de ninguna forma en la escuela”. Ella sentía una conexión intensa e íntima con la naturaleza que no podía compartir con mucha gente y en Greenpeace ha encontrado el foro en el que vivir con otras personas ese sentimiento que la nutre para seguir creciendo.“Greenpeace es ya parte importante de mí, del mismo modo que todas somos parte de Greenpeace, una simbiosis perfecta sin la cual no podríamos defender el planeta tal y como lo hacemos ahora”, añade.

Cristina Campos: “APORTAR MI GRANITO DE ARENA ME HACE SENTIR BIEN”

Lleva dos décadas como socia, voluntaria y activista. Su voluntariado empezó en el grupo local de Madrid, con la Red de Educación y con el Grupo Violeta.
Su bagaje en la organización es amplio: desde las actividades educativas, la lucha por los océanos y la denuncia de las macrogranjas, hasta la visibilización de las mujeres activistas represaliadas por su defensa de la tierra. También ha participado en una acción directa no violenta en el marco del movimiento Rebelión por el Clima, del que Greenpeace forma parte junto con otras organizaciones medioambientales. Para Cristina, unirse al voluntariado de Greenpeace ha sido una de las mejores decisiones que ha tomado. “He aprendido muchísimas cosas, he conocido a gente que ya forma parte de mi vida y, sobre todo, mi conciencia se siente un poquito más tranquila, ya que estamos trabajando duramente para frenar la emergencia climática”, explica. “Saber que estoy aportando mi granito de arena me hace
sentir bien”, concluye. 

Loreto Farreny: “SER VOLUNTARIA TE PERMITE PONER TU ENERGÍA EN LOS VALORES QUE QUIERES EN TU VIDA”

Cofundadora del grupo local de Lleida, es una voluntaria muy preocupada por los problemas medioambientales que afectan a su territorio, desde las amenazas mineras hasta las macrogranjas y las centrales incineradoras.
Loreto se hizo voluntaria de Greenpeace tras varios años como socia. Tomó esta decisión porque sentía la necesidad de implicarse de modo más activo en las movilizaciones ecologistas. Por cuestiones familiares,
el activismo no era una opción para ella, pero encontró en el voluntariado una forma de participación, que le ofrecía la posibilidad de compartir proyectos con otras organizaciones ecologistas. Como no existía grupo en su ciudad de residencia, inició su andadura en Tarragona y después contribuyó a crear el grupo de Lleida.  Loreto asegura que pasar a la acción fue una decisión vital, “de las que te abren a nuevas experiencias y te dan bienestar”. “Aportas tu energía a los valores que deseas que formen parte de tu vida”, explica. ¿Cómo entiende su voluntariado? Como “una forma de amor al planeta y a todos los
seres que lo habitan”.

Luis Vilar: “La ‘esencia Greenpeace’ nunca me falta”

Lleva casi tres décadas como socio de nuestra organización y, en 2008, dio el salto al voluntariado en el grupo local de Almería, en el que hace de todo. Es tesorero, logista, responsable
de redes, guía de acogida de las personas que se unen al voluntariado por primera vez, y responsable de portavocía e incidencia política. La naturaleza ha sido vital en el desarrollo personal de una de nuestras voces más veteranas y ver la degradación del entorno le afectaba mucho. “Leyendo un periódico, vi un anuncio de Greenpeace que incluía una ficha para cumplimentar y enviar por correo y, desde ese momento, me uní a esta organización”, nos cuenta. Para Luis, el voluntariado es un complemento esencial y ha encontrado a personas con las que compartir sus inquietudes y colaborar para trasladar a la ciudadanía las problemáticas medioambientales. “En este viaje de vida, no me puede faltar en mi maleta mi bolsita de ‘esencias Greenpeace’”, afirma con rotundidad. 

Iban Echandi: “GREENPEACE ES EL MOTOR QUE UNE TODAS LAS APORTACIONES DEL VOLUNTARIADO”

Desde hace una década, forma parte del grupo local de Navarra, al que llegó en su época universitaria para luchar por un futuro verde y en paz.
En esa estructura, ha desempeñado diferentes funciones, desde gestor de redes hasta guía para nuevos voluntarios. Ahora es coordinador del grupo. El voluntariado le ha permitido aprender mucho sobre ecologismo y llevarlo a la práctica en su vida cotidiana. “Una de las primeras iniciativas que conocí, gracias a otras compañeras, fueron las cooperativas de energías renovables y es la que consumimos en
casa”, apunta. Gracias al voluntariado, también ha entrado en contacto con asociaciones de consumidores de productos ecológicos. “Podemos comprar a granel productos de cercanía y reducir el uso de plástico y la huella de carbono”, nos cuenta. Iban asegura que Greenpeace llega a lugares a los que otras organizaciones no pueden llegar y que, en ese viaje, es fundamental la aportación de cada voluntario. “La organización es el motor que une los granitos de arena de todas las voluntarias para tener un planeta más verde y en paz”, concluye. 

Sandra Ayuso: “JUNTAS SOMOS IMPARABLES”

Es voluntaria, socia, consejera, portavoz… La vida de Sandra está marcada por la preocupación por el planeta.
“Siempre he realizado pequeños gestos dirigidos a proteger el medio ambiente, como cerrar el grifo cuando no se necesita el agua, apagar las luces cuando sales de una estancia o reciclar”, comenta. Un día, siendo ya socia de Greenpeace, le llegó un correo que la impulsó a dar un paso más. El grupo local de voluntariado de Mallorca presentaba el informe Energía 3.0 y decidió asistir al acto. Allí empezó su camino como voluntaria. “Poco más tarde, entré en la coordinación, pasé a ser incidente política y portavoz, y me sumergí plenamente en el voluntariado”, explica. Asegura que, al estar unida a otras personas, siente que las acciones son más fuertes y tienen más repercusión. “Juntas somos imparables”, dice con entusiasmo, antes de añadir que ser voluntaria le aporta conocimiento y consciencia.

¿Te animas?

Si tú también quieres pasar a la acción, en las siguientes páginas te explicamos cómo unirte a nuestra comunidad, Greenwire.

Te esperan eventos, actividades para luchar contra el cambio climático y otras propuestas de movilización para las próximas semanas a las que te puedes sumar.

Texto: Graciela Rodríguez, periodista