Pedro Armestre: "Greenpeace fue pionera en el uso de la imagen para concienciar"
Pedro Armestre (Verín, Ourense, 1972) es fotoperiodista desde hace casi 30 años. Ha dedicado su carrera a mostrar las consecuencias del cambio climático y se ha erigido en portavoz de las luchas ecologistas, entre ellas las de Greenpeace.
Es conocido como “el fotógrafo del fuego” debido a su amplia experiencia en incendios forestales; también fue los ojos de Greenpeace en el desastre del Prestige.
¿Cómo empieza tu relación con Greenpeace?
Desde muy pequeño. Vi unas imágenes en televisión sobre un vertido de residuos nucleares en una fosa atlántica; me impactaron tanto que le dije a mi padre que un día quería estar ahí. En ese momento empezó mi vinculación con el medio ambiente. Quería dar voz a quien lucha y lo hice a través de la fotografía. Todo ese tiempo, de una manera indirecta, estuve en sintonía con Greenpeace, aunque no comencé a colaborar con vosotros hasta 1998, cuando me convertí en uno de los fotógrafos de la organización.
Retrataste el desastre del Prestige para Greenpeace. Fueron fotos muy impactantes.
Lo recuerdo con mucha intensidad. Fui para tres días y me quedé un mes. Llegué tres o cuatro días antes de que el barco se partiera, porque había algo que me decía que fuera para allá. Había quedado con unos amigos; me pedí una cerveza sin alcohol y les dije que, cuando la acabara, cogería el coche y me iría a Coruña. Me impactó mucho cuando llegué, porque lo que vi no era lo que me habían enseñado por televisión. Eran lugares de mi infancia, playas que conocía. Y me dolió mucho. La primera foto que hice fue de un pájaro completamente cubierto de fuel. Seguramente murió pocas horas después.
Tu labor te ha traído problemas con la justicia y has sido acusado de desórdenes públicos en alguna ocasión.
Las normas absurdas están para saltárselas, pero hay que atenerse a las consecuencias. Nadie critica al periodista que se salta una frontera para documentar una migración masiva, pero sí a los que cubren una acción de Just Stop Oil o a mí, que me colé en una central nuclear para fotografiar una protesta de Greenpeace. Tienes que jugar fuerte para buscar la verdad. He hecho 19 campañas de incendios forestales, aunque no me dejan entrar en el perímetro del fuego. Este empeño en contar la historia que no me dejan contar me ha causado grandes problemas, pero también grandes satisfacciones. Nunca voy a ser dócil.
¿Cuál es el poder de la imagen en la lucha contra el cambio climático?
Los fotógrafos somos los ojos de quien observa desde el sofá, viendo la televisión, mirando redes sociales o leyendo un periódico. Vivimos en la sociedad de la imagen y estamos sobrepasados: cada día vemos cientos de fotos muy impactantes
y eso ha hecho que haya cosas que ya no nos afectan. Además, el ritmo de las redes sociales hace que prestemos poca atención a cada información, apenas unos segundos. Para revertir eso, tenemos que buscar imágenes cada vez más llamativas. Hay que buscar nuevas fórmulas para sorprender y eso es algo que Greenpeace hace muy bien. Fue pionera en el uso de la imagen para concienciar y ahora debe continuar abriendo senderos nuevos para comunicar nuestras preocupaciones, que son las de todos, aunque muchos ni las perciban.
Texto: Sandra Vicente, periodista